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Renate Hollweg – Gestión de la creatividad detrás del muralismo

Autor: Olimpia Peñaloza

 

EC.art: ¿Podría proporcionarnos una breve introducción sobre usted y su trabajo?

R.H.: Soy Licenciada en Arte, tengo como especialidad el muralismo. Trabajo hace catorce años, transformando el espacio público y los lugares poco atendidos para la conexión de la comunidad. Igual esta visión ha dado varias vueltas con el tiempo de acuerdo a cómo se me han dado las cosas con la comunidad para entenderla un poquito más. Mi interés es acercarme con una mirada antropológica, desde el sentir y el conocer a las demás personas, para poder reflejarlos en mi arte. 

 

EC.art: ¿Qué la inspiró a convertirse en emprendedora y cómo identificó la oportunidad en la que se basa su negocio?

R.H.: Creo que todo artista que se dedica al arte y a la cultura tiene esta lucha constante de crecer, aprender, para lograr vivir de ello. Me defino como una persona que está en un proceso, trabajando su propósito de vida, y no sé si soy emprendedora, no sé si soy más una luchadora, porque todo lo que me gusta y en lo que me enfoco, doy todo de mí. Más que identificar las oportunidades, pruebo todo y donde se me abren las puertas sigo, siempre que se engranen con mis objetivos de vida para poder crecer. A veces no sabes cómo puede conquistar tu proyecto. 

 

EC.art: ¿Usted se considera una emprendedora del sector creativo? ¿Cuál diría que es el rol que juega la creatividad y la innovación en su negocio?

R.H.: Creo que la creatividad y la innovación juegan un papel importante en la forma como se comunica mi trabajo, eso se va transformando. Hace unos años, cuando comenzaba a hacer gestión cultural, no era la misma forma de cómo se hace ahora. Antes con una pequeña oportunidad ya era fantástico, ahora entiendo que son importantes también los compromisos más grandes, nuevas formas de llegar a la comunidad, a mayor número de personas, nuevas formas de decirles que son importantes, son valiosos. También llegar a mayor número de artistas mediante la gestión de los proyectos, de realzar el apoyo que brindan hacia el desarrollo de la cultura y que juegan un papel súper importante en la sociedad ya que es una oportunidad de reconocimiento personal identitario. Siento que el ámbito de la identidad y la comunidad es un punto que, para quienes tenemos la sensibilidad del arte y la cultura, nos conmueve, nos llena y nos moviliza.  

 

EC.art: ¿Dentro de su negocio, cómo trabaja su parte creativa? ¿Qué inspira su trabajo?

R.H.: Hay muchas cosas, muchos factores, como la realidad misma, cuando lo sentimos en el cuerpo, la injusticia, el dolor, el amor, esa es una forma. Otra es ver el lugar donde yo quiero hacer un mural o una obra que tiene un carácter o connotación social o política fuerte, veo los colores que predominan, trato de conversar con la gente, de investigar, ¿Quién vive ahí?, ¿Cómo viven?, ¿Qué les gusta? A ese proceso lo llamo “territorio”, encontrar un enlace o un lenguaje entre el espacio que me interesa y yo como artista. Las obras que están en la calle trato de conectar con las personas y su sentir. Porque uno está entrando en un terreno que no es tuyo y lo desconoces, que lo más respetuoso es investigar y crear a partir de lo que existe y no de lo que te contaron, sino de lo que de verdad vive la gente.

Otra forma es investigar, que puede ser por medio de libros, documentación, y otra forma es resolver algo que siento que es injusto o que me da desesperanza, o que me genera angustia, que lo aplicó a obras más independientes como de caballete. 

Normalmente esos son cuadros que hago para mí, y lo digo así porque es una manera de autorreconocimiento, de sentir que estoy escribiendo un diario pintado, en esos procesos leo mucha poesía, escucho música, hago terapia y trabajo estos conceptos para la obra.

 

EC.art: ¿Cuáles han sido los desafíos más significativos que ha enfrentado como emprendedor creativo? ¿Puede compartir algunos ejemplos específicos?

R.H.: Es una pregunta muy larga de responder, porque esos desafíos comienzan en uno, de sentir la capacidad de poder hacer las cosas, que nuestra educación y formación en nuestro país, que es tradicionalista. Una mujer artista que pinta en la calle, que está de cierta manera “vista” puede ser un desafío muy duro. El poder transformarte y poder decir “esto soy y esto quiero comunicar” es otro desafío ante la sociedad; cómo te percibe la sociedad sobre todo en espacio público, y la personalidad que debes tomar. 

El desafío también se da entre colegas, ahí se juega una mezcla entre tu ego y el ego de los demás. En esos trabajos con colegas cuando no ves el factor de la reciprocidad te desafía a pensar si realmente quieres continuar. 

Otro desafío grande es que la comunidad entienda que el arte público es público pero no significa que sea gratuito, que los proyectos sociales son sociales, pero es necesario buscar la manera de que eso se sostenga. 

Educar al público y educar a los colegas es otro tema. Todos comenzamos haciendo trabajos gratuitos, pero hay colegas que ya pasaron esa línea hace rato, y mientras intentamos educar a un público para que aprecie el arte y aprenda a consumir arte, muchas propuestas nuevas gratuitas pueden romper todo lo que venimos educando que al final de cuentas cuesta años, educar el consumo del arte. 

 

EC.art: ¿Cómo ha navegado o superado estos desafíos y qué estrategias o recursos ha encontrado más útiles para hacerlo?

R.H.: Cada vez que han surgido las oportunidades de hablar en la ciudad o en las comunidades sobre arte público, como los murales o en los proyectos sociales, enfatizo que parte de nuestro objetivo es visibilizar el trabajo del artista, entendiendo que es un oficio, algo de lo que la gente vive y por lo tanto es importante reconocer ese trabajo. El reconocimiento se puede dar de diferentes formas como ser económica, sin embargo muchas veces no tienen los recursos para pagar la obra pero están pendientes de ti mientras realizas tu trabajo y del mantenimiento de la obra, te invitan a la mesa, lo cual no es fácil, invitar a un desconocido a tu mesa, pero es un acto de apertura. 

En los proyectos de los talleres de muralismo que he estado dando en los últimos años, he trabajado en el auto reconocimiento, no podemos vivir pensando que se vive de amor al arte, que ellos tienen la tarea de educar a su cliente o a su público. En un inicio tal vez solo se cobre el material o la movilidad, pero más adelante es importante cobrar un poco más, y a medida que se gana experiencia y confianza en el trabajo, cobrar lo que realmente vale.

En ningún lugar donde he estado aprendiendo o trabajando enseñan economía del arte, o entender que tu trabajo, tu obra va a ir en aumento de valor según tu formación y tu experiencia.

 

EC.art: ¿Puede discutir el papel del apoyo gubernamental, si lo hubiera, en el crecimiento y desarrollo de su negocio?

R.H.: Como trabajadora del arte, después de 14 años mi nombre ya tiene un peso y valor, anteriormente no tuve ningún apoyo gubernamental. Eso cambió en el año 2022 donde se tomó en cuenta mi trabajo para realizar la gestión de un proyecto muy grande como líder: gestionar artistas, iluminación, señalética, etc. Considero que no es solo una oportunidad para mí, creo que es una oportunidad para el reconocimiento del oficio, gente joven que desde hace tiempo está en este rubro y lo estamos haciendo con responsabilidad. 

Nosotros como artistas tenemos una ley y una normativa que ampara la producción artística sin ningún impuesto, previa pandemia me habían pedido hacer trabajos en diferentes instituciones educativas y me pidieron que facture, saqué el NIT pero llegó la pandemia lo tuve que congelar después de dos años, porque no había trabajo. La mayoría de las personas que quieren algún trabajo, no quieren pagar el costo adicional que demanda pagar los impuestos. Meterse al sistema tributario es algo pesado que demanda una atención, no produzco todos los meses igual, entonces es variable. 

 

EC.art: ¿Cómo ha influido el contexto económico y social de su ciudad en sus decisiones empresariales y cómo ha adaptado su modelo de negocio para satisfacer las necesidades únicas del mercado?

R.H.: Me he tenido que adaptar constantemente, no dejar la búsqueda de pintar afuera, precios, costos, dependiendo si es una empresa, una persona, un emprendimiento, un micro emprendimiento. La pandemia que también afectó, y está un área muy importante de ¿cómo poder usar otras herramientas?, ¿cómo enseñar? o ¿cómo pintar algo más pequeño? Antes acostumbraba pintar cuadros enormes, ahora no hay casas de ese tamaño y la mayoría del público consume arte en formato más pequeño. Adaptar el precio de mis obras a ese contexto, entendiendo que el arte es un gusto adquirido, no es algo necesario, es algo que uno elige tener, y que eso se pueda adquirir.

No puedo cobrar 5 mil dólares por un cuadro, tendría mi casa llena cuadros porque mi público no consume de ese precio, cuando entiendes tu producto y cuando puede llegar a pagar el público por tu obra eso define mucho. 

En realidad mi trabajo es un constante riesgo y creo que he tomado muchos riesgos; he hecho cosas en tela, masivos. Ahora estoy trabajando con vinos. He hecho de todo.

Yo crecí en una casa donde era una constante adaptación, no siempre habían los recursos para cubrir las necesidades, era una constante ser creativos para poder trabajar. Cuando comencé a trabajar lo hacía en un colegio, y cuando salí de la universidad decidí salir de mi trabajo, para dedicarme al mural y me puse a trabajar muchísimo además de pintar murales hacía cuadros, adicional a esos trabajos hacía tortas, chocolates, cajitas, etc. Porque yo estaba en pro de mi sueño, y ahora que yo establecí mi nombre como una referencia dentro del oficio me ha tocado un montón de veces volver a hacer chocolates o cosas pequeñas, porque no siempre hay trabajo suficiente. 

 

EC.art: ¿Cuál ha sido su enfoque para gestionar equipos sólidos y fomentar una cultura laboral positiva, donde el acceso al talento creativo y calificado puede ser limitado?

R.H.: En realidad estoy metiéndome en esos temas de forma más formal, por la falta de compromiso de la gente. Este año mi plan es generar el papeleo con abogados al momento de trabajar con equipos, prefiero tenerlo así, y que nos acostumbremos a trabajar así. Lo que sucede en lo cultural es que al ser todo de palabra muchas veces no hay formalidad, llegan tarde, o no vienen o no avisan pero colocando los objetivos y las necesidades en un contrato es parte de enseñarles que hay un compromiso de ambas partes. De esa forma no llegan a confundir el trabajo con la amistad.

 

EC.art: ¿Cómo ha gestionado los aspectos financieros de su negocio?

R.H.: El mural es de donde yo gano mejor, por las dimensiones, pero físicamente donde me expongo más, a nivel salud, seguridad etc. Lo que más me gusta hacer es entrar en contacto con la gente, el mural es la justificación perfecta que me puede garantizar armar una exposición o gestionar otros proyectos. Se tiene que invertir, pero es dinero que se puede recuperar, porque los auspicios o las instituciones respaldan el dinero una vez ejecutado el proyecto. Los murales son los que me dan el soporte económico más fuerte, es desde donde balanceo. No estudié gestión cultural, no me defino como gestora, me defino como artista que hace gestión. 

 

EC.art: ¿Usted siente que tiene un ingreso lo suficientemente satisfactorio para tener la vida que desea tener?

R.H.: Mis ingresos no son estables. Hay temporadas que me va super bien, trabajo como 18 horas al día, y hay épocas donde no hay nada. Al ser independiente, nada es seguro. De un rato para otro la gente te puede decir que no, o puede haber un paro. Me gustaría tener una vida diferente, no voy a mentir, vivo en un departamento, estoy terminando de pagar mi auto, si bien alquilo, tengo la vida que quiero. Pero me gustaría no tener que pagar alquiler y me gustaría tener algunos gustos, deseo tener una fundación para poder sostener las gestiones más sencillas, poder tener calidad de vida al saber que tengo un soporte que me ayude a ejecutar los proyectos. Quiero formalizar el proyecto en algo más estable, ya se tengan garantizadas ciertas cosas, que contribuyan a ejecutar sin tener que pasar tantos desafíos. 

 

EC.art: ¿Puede describir alguna colaboración o asociación con organizaciones o comunidades locales?

R.H.: Compartir con las comunidades me ha transformado a nivel personal, si bien vengo desde un lugar de privilegio, he podido estudiar lo que he soñado, vivo de esto, en el contacto con las comunidades, conocer su realidad, te hace darte cuenta que todos tenemos conflictos, y que la vida se trata de acompañarse, y no importa quien, un niño o un anciano, pueden ser grandes maestros y que la vida nos transita de formas distintas, pero nos llevan a los mismos objetivos, de vivir felices, y cumplir los sueños, de amarse y quererse. 

Me ha ayudado a escuchar, a aprender a escuchar, a entender cuando algo no se da, no frustrarme, dentro del oficio y de cómo soy yo, me ayudado a levantarme de cosas terribles, porque si yo quiero ayudar a construir un mundo mejor no lo voy a hacer desde mi casa encerrada, sino lo voy a hacer desde mi trabajo, haciendo cosas, pintar, en contacto con la gente que se deja impregnar el arte, los barrios, los niños, que son los que se revolucionan.

EC.art: ¿Cómo ve el futuro del emprendimiento en el país y qué consejos daría a los emprendedores bolivianos aspirantes que buscan comenzar sus propias empresas?

R.H.: Mi gran deseo es compartir conocimiento, mi desafío es seguir aprendiendo sobre mural tradicional, porque se ha tergiversado el mural aquí en Bolivia, del mural tradicional de la época mexicana; poder transmitir y dar una continuidad para la generación de identidad de los espacios y de la cultura. 

Y como recomendación a las personas que tengan el deseo de moverse, esto es con tenacidad, es intentar una y otra vez, nadie te puede decir que no lo puedes hacer, tienes la capacidad de hacer eso y mil cosas más, soñar lo más grande, que nadie te diga cómo tiene que ser tu éxito o que no lo podés alcanzar, traza tus metas cada vez más altas, y viví con felicidad, con orgullo de conseguirlas, porque a veces no nos dejan disfrutar, por la envidia o las cosas que van sucediendo alrededor hacen que tengas alta la guardia y no disfrutes haber conseguido tu sueño, cada que cumplas un sueño disfruta para vos que era un desafío para vos, y seguir mirando cómo crecer, no solo en tu trabajo sino como persona.  

EC.art: ¿Qué papel cree que juegan la tecnología y la transformación digital en su negocio?

R.H.: No tengo mucha relación, sé que es necesario, tengo un amigo que es artista que me sugiere incorporar un chip a las obras, entre otras cosas. No es que sea aburrida, pero al menos desde el mural, cuando te dejas impregnar con una historia desde lo que te conmueve y pensar llevarlo a algo frío y distante como lo es el teléfono, una computadora, una aplicación, es complejo para mi cerebro. Pero sé que es importante porque muchos artistas han incorporado la realidad virtual, no sé si lo haría, tengo que verlo para poder decir si me gusta; a mi lo que mueve es lo social, el pintar es una excusa, es un medio, una herramienta para llegar a más espacios.

EC.art: Mirando hacia atrás en su trayectoria, ¿hay algo que hubiera hecho de manera diferente?

R.H.: Quizás hubiera prestado más atención al tema del género, en la importancia del trabajo de las mujeres. Creo fundamental el trabajo de las mujeres artistas, y creo que nosotras nos prestamos poca atención, poco espacio, poca participación. Hubiera generado grupos de mujeres en donde nosotras podamos fortalecernos darnos aliento para crecer y hacer proyectos de gran impacto social, artísticos, culturales, para la transformación de Santa Cruz y su mirada a la mujer artista, también a nivel nacional. Desde hace un par de años me he dado cuenta de la importancia de no ser invisibilizadas y en muchos casos somos responsables de eso porque no nos presentamos cuando se ofrecen las oportunidades, o lo dejamos para lo último. 

EC.art: ¿Puede compartir alguna historia o anécdota inspiradora de su experiencia como emprendedor creativo en Bolivia que haya tenido un impacto duradero en usted o en su negocio?

R.H.: Cuando fui a Formosa hace unos años atrás tuve un episodio muy triste, y desagradable desde la organización donde me sentí completamente abandonada, faltada al respeto. Yo estaba pintando en una casa porque era parte de un proyecto y bueno esa casa era de una familia de dos papás y su hija, la hija recientemente se había ido a estudiar a otra ciudad de Argentina, entonces ellos estaban sin hija. Durante ese trabajo ellos adoptaron, por decirlo de alguna manera, hicieron que me sienta cuidada y protegida frente a la situación fea que yo había vivido y transformaron la manera de vivir ese viaje. Fue un viaje que lo pude haber vivido desde el dolor y desde la tristeza por lo que me sucedió pero lo viví desde el amor, desde la familia, desde el sentir de que soy parte de algo, y que no solo les estoy pintando un muro sino también desde que ellos me están dejando mucho a mí. Entonces creo que el abrirnos a la posibilidad de vivir las cosas de una manera distinta y no solo en ese dolor o en esa tristeza, sino decir “yo pertenezco a este lugar donde valoran mi trabajo, me valoran como ser humano y donde soy amada” y poder quedarse en los lugares donde te sentís en casa. 

 

Sobre el autor

Santiago Laserna 

Santiago Laserna

Economista investigador especializado en temas como la economía creativa, tecnología e innovación, economía cashless, y habitabilidad urbana. Tiene una maestría en Artes, Negocios y Creatividad de la Escuela de Negocios de la Universidad de Newcastle en Inglaterra y fue elegido por la Embajada de Estados Unidos como Humphrey Fellow para el periodo 2017-2018, donde se especializó en Economía para el Desarrollo en Michigan State University.