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Moda, música y desarrollo de software: las industrias de la economía creativa con mayor potencial y presencia en Bolivia

Redacción: Ana María Castro

El 13 de noviembre, durante el segundo II Foro Internacional de Economía Creativa en Cochabamba, se llevó a cabo el lanzamiento del libro “Creatividad y emprendimiento: Nuevas Economías en Bolivia”, una investigación dirigida por Santiago Laserna, investigador del Centro De Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), en alianza con el Instituto de Progreso Económico Empresarial (IPEE) de la Universidad Franz Tamayo (UNIFRANZ) y el auspicio del Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE).

Esta publicación es la continuación de un primer libro publicado en 2023 “Economía Creativa en Bolivia”, en el que se analizaron características generales de esta economía, revelando que el 21% de los trabajadores bolivianos tienen su sustento gracias a esta economía.

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la economía creativa, también denominada economía naranja, se define como el “conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual”.

La economía creativa comprende sectores como la arquitectura, las artes visuales y escénicas, las artesanías, el cine, el diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos y juguetes, moda, música, publicidad, software, tv, radio y videojuegos.

Este segundo libro reúne varios artículos especializados en los sectores de la moda con un enfoque de género, la programación y la industria del software, y la producción musical. De igual manera brinda un análisis de las inclinaciones políticas que podrían tener mayor aceptación para la promoción de la economía creativa, la innovación en la educación y el tipo de inflación que se presenta en esta economía en Cochabamba.

“Los sectores de la moda, música y software son los de mayor potencial en Bolivia para la promoción de la economía creativa. Hemos identificado en la producción musical una variabilidad de ingresos que demuestra que hay representantes de este sector que les va muy bien, y hay otro grupo restante que, aunque no les va tan bien, tienen el potencial de sobresalir, porque justamente es un sector donde hay mucha oportunidad”, aseguró el investigador de CERS, Santiago Laserna.

Por su parte, en el sector de software, el promedio de ingreso de los programadores en Cochabamba es casi tres veces el salario mínimo de Bolivia, reflejando su potencial como impulsor de la economía y representando una de las industrias banderas de la economía creativa en el país.

La moda y artesanía son los sectores con mayor presencia actualmente en Bolivia. Esta industria emplea el 45,4% de la fuerza laboral del sector creativo, según la Encuesta Continua de Empleo. Para el 2022, el agregado de ingresos laborales mensuales percibidos en la industria de la moda ascendió a 570.551.574,29 BOB.

El libro ofrece un análisis de las inequidades de género existentes en este sector. Aunque el 70% de la fuerza laboral en la industria de la moda está compuesta por mujeres, esto no garantiza la equidad entre hombres y mujeres.

“Se evidencia una desigualdad de género en el acceso a puestos laborales de liderazgo, al igual que en los salarios entre hombre y mujeres. Los ingresos de varones son 47% más altos que los de las mujeres que trabajan en esta industria”, aseguró Laserna, haciendo referencia a la Encuesta Continua de Hogares del 2022.

En cuanto a la inflación que se presenta en la economía creativa, uno de los capítulos del libro detalla los resultados de la encuesta sobre la percepción de la inflación, dentro de los cuales se destaca que el 64,47% de las empresas de este sector en Bolivia perciben la inflación como alta o muy alta, impactando directamente en los precios de los productos o servicios que ofrecen.

Finalmente, esta investigación también aborda la relación que existe entre la educación, la innovación y la creatividad, puesto que todas dependen del desarrollo de nuevas ideas, productos y procesos.

“En Bolivia se requiere la implementación de modelos educativos y políticas públicas que prioricen la innovación desde la etapa escolar. En la región hay ejemplos concretos como en Argentina, Brasil y México, donde hay escuelas basadas en la pedagogía Waldorf de Rudolf Steiner, que integra una educación más humanista y artística. En Colombia y Chile se promueve el método Montessori, centrado en el aprendizaje autodirigido”, concluyó el investigador.

Impulso a la economía creativa 

En una alianza de tres años para promover la participación de emprendedores locales en economía creativa en Bolivia, CERES, CIPE y UNIFRANZ trabajan de manera colaborativa bajo tres componentes; investigación para publicación académica, capacitación a jóvenes y mujeres para brindar herramientas a emprendedores de la economía creativa y promoción, divulgación e incidencia política en la economía creativa ante autoridades locales y nacionales.

“Gracias a esta alianza, hemos implementado el diplomado sobre economía e industrias creativas para capacitar a los emprendedores de esta industria y ayudarles a generar las conexiones necesarias para prosperar, con un foco importante en la participación de las mujeres. De igual manera, este año llevamos a cabo la segunda edición del Foro Internacional de Economía Creativa, un evento que se posiciona en el país como la plataforma de colaboración y promoción de este sector”, concluyó Lesly Rubio, gerente senior de programas en CIPE.

Sobre el autor

Santiago Laserna 

Santiago Laserna

Economista investigador especializado en temas como la economía creativa, tecnología e innovación, economía cashless, y habitabilidad urbana. Tiene una maestría en Artes, Negocios y Creatividad de la Escuela de Negocios de la Universidad de Newcastle en Inglaterra y fue elegido por la Embajada de Estados Unidos como Humphrey Fellow para el periodo 2017-2018, donde se especializó en Economía para el Desarrollo en Michigan State University.